Activistas de Greenpeace fueron retirados en patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública tras desplegar frente a Palacio Nacional una manta de 200 metros cuadrados con la leyenda "Calderón: ¡Cancela Cabo Cortés", para exigir al jefe del ejecutivo, Felipe Calderón Hinojosa, que revoque el mayor proyecto turístico depredador autorizado en su administración, y que amenaza a la reserva marina de Cabo Pulmo, en Baja California Sur.
Los activistas, quienes fueron liberados posteriormente, habían ingresaron de manera pacífica a un inmueble en el zócalo capitalino, ubicado frente a Palacio Nacional, para mostrar el mensaje de 10 x 20 metros, que apoya la demanda de 81 mil personas que se han pronunciado por la defensa de Cabo Pulmo.
Cuatro rapelistas fueron los encargados de dejar visible el mensaje para Calderón quien tiene en sus manos la posibilidad de revocar la autorización para la construcción de Cabo Cortés.
Felipe Calderón no puede evadir su responsabilidad como primer mandatario de la Nación en la destrucción de un área que es patrimonio natural de todos los mexicanos y de la humanidad, de acuerdo con la categoría otorgada por la Unesco a Cabo Pulmo, la reserva marina más saludable de México. Si Calderón no revoca el permiso otorgado al mega complejo turístico de Cabo Cortés pasará a la historia como el presidente qué impuso una política de turismo depredador que destruye los ecosistemas mexicanos.
"Los activistas son ciudadanos que están actuando en defensa de nuestros ecosistemas haciendo uso de su legítimo derecho a la libertad de expresión para exigir a las autoridades que hagan su trabajo. No son delincuentes y no pueden ser tratados como tales. Los verdaderos delincuentes son quienes venden los recursos naturales de este país al mejor postor sin considerar los impactos negativos, económicos, sociales y ambientales que traerán para nuestros ecosistemas y sus habitantes. Los mexicanos nos preguntamos por qué ellos no rinden cuentas y son sancionados con todo el rigor de la ley", señaló Patricia Arendar, directora ejecutiva de Greenpeace México.
Cabo Cortés fue aprobado en enero de 2008 por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y pretende construir más de 27 mil habitaciones y dos campos de golf, entre otra infraestructura. Es decir, una capacidad habitacional casi igual a la de Cancún, en una zona semidesértica que históricamente ha sido de muy baja densidad poblacional. Este proyecto pone en riesgo al Parque Nacional de Cabo Pulmo, arrecife coralino reconocido como Área Natural Protegida desde 1995 y sitio Ramsar, por la importancia mundial de este humedal desde 2008 y uno de los arrecifes de mayor cobertura de corales en el Golfo de California.