Estas descalificaciones incluyen mentiras, la más reciente se dio  este día, en el que 16 organizaciones de Baja California Sur brindaron  una conferencia en La Paz, en la que estuvo presente el delegado de la  Semarnat en la entidad, Marco Antonio González Viscarra. El señor  González estuvo en la conferencia, posteriormente se salió y abordó a  los medios de prensa cuando iban saliendo. Nadie le impidió el acceso ni  le negó la palabra, se le recibió como a cualquier otro asistente.
A pesar de esto, el responsable de comunicación de la Semarnat,  Sergio Ramírez, quien se encontraba en la Ciudad de México, asegura que  las organizaciones le negaron la entrada al delegado de Semarnat y, más  grave aún, que se trata de una “espiral de intolerancia y radicalismo  que ahora parece privilegiar la opacidad”. No sólo estuvo presente el  delegado de la Semarnat en la conferencia, sino que también asistieron  dos funcionarios de la Secretaría de Gobernación en el estado y la  asesora de la Comisión de Ecología del Congreso del estado, Concepción  Sánchez Gutiérrez, a quienes tampoco se les negó ni el paso ni la  palabra. 
La información y las actividades de las organizaciones son  públicas, transparentes e incluyentes.
Además de hacer dicha afirmación, fácilmente desmentible por las  decenas de personas presentes en la conferencia de prensa y que vieron  al delegado de la Semarnat en la misma, la dependencia también asegura  que Greenpeace y Cemda están desinformadas y desinforman a la sociedad.  Para la Semarnat sólo hay un punto de vista, el suyo. Lo demás es  desinformación, intolerancia, radicalismo e ilegalidad.
La Semarnat lleva prácticamente mes y medio volcada en descalificar a  las organizaciones. Incapaz de lidiar con las críticas a sus  desafortunadas decisiones en materia ambiental, se escuda en su “apego a  la ley” y en sus respuestas “en tiempo real” a todos los  cuestionamientos que se le hacen tanto desde el punto de vista legal  como desde el punto de vista ambiental.
Cecilia Navarro, directora de comunicación de Greenpeace México dijo  que es muy preocupante que los funcionarios, pagados con nuestros  impuestos y responsables ante la ciudadanía, no toleren el escrutinio  público ni la crítica a su mal trabajo. Ante este golpeteo Greenpeace no  guardará silencio y tampoco dejará de exigir que las dependencias hagan  bien su trabajo. Si un funcionario no tolera las críticas a su  desempeño, vale la pena que se pregunte si debe o puede ocupar ese tipo  de puesto.
Desde el pasado 3 de marzo, cuando Greenpeace cuestionó la mala  decisión de la Semarnat de aprobar el proyecto Cabo Cortés de la  corporación española Hansa Urbana, que contempla levantar más de 27 mil  cuartos en la zona colindante a Cabo Pulmo, esta dependencia ha dicho  sobre Greenpeace lo siguiente:
- Greenpeace desprecia las normas ambientales mexicanas. 
 
- Greenpeace ataca al gobierno por aplicar la ley, con lo que  demuestra su intolerancia y radicalismo y que no soporta que alguien  tenga una opinión distinta. 
 
- Greenpeace desprecia el estado de derecho y la legalidad. 
 
- Greenpeace utiliza argumentos simplistas de protección ambiental cuando hay discusiones que son legales más que ambientales. 
 
- Greenpeace (y ahora Cemda) están en una espiral de intolerancia y radicalismo.
 
Irónicamente, la “tolerante Semarnat” pide a Greenpeace “... regresen  al camino de la apertura y tolerancia con el que éste gobierno los ha  tratado siempre”, de acuerdo a su más reciente comunicado.
Cabe señalar, que durante la primera quincena de marzo, la campaña en  contra de Greenpeace no se limitó a descalificaciones, sino que incluyó  llamadas telefónicas de personal del área de comunicación de Semarnat a  las oficinas de la organización, para amenazar con presentar denuncias  penales contra sus miembros.
Al respecto, Greenpeace señala que:
- Las reacciones de la Semarnat y las calificaciones que vierte sobre  la organización son graves, desmesuradas y fuera de proporción.
 
- En una sociedad democrática, los funcionarios son sujetos de  escrutinio y crítica cuando no hacen bien su trabajo. Si no toleran la  crítica, no deben ni pueden ser servidores públicos. Si no hacen su  trabajo bien, tampoco.
 
Resulta preocupante que los técnicos, los que saben del tema de las  aprobaciones dadas por Semarnat, estén totalmente fuera de la discusión,  y que sea el responsable de comunicación el que “justifique” las malas  decisiones, cuando, como se ha visto en debates públicos, carece del  conocimiento técnico, minimiza el peso de los artículos legales que  protegen los ecosistemas frágiles y ha dicho claramente que “... para  darle certidumbre al sector turístico que quiere invertir nosotros  tenemos que dar cierto tipo de permisos...”, como lo hizo en una  entrevista radiofónica el 7 de marzo.
Ni la campaña de desinformación y difamación de la Semarnat, ni las  mentiras, ni el hecho de que hayan dejado de lado su misión central de  proteger el medio ambiente nos van a acallar. Continuaremos denunciando,  exigiendo, actuando, proponiendo y buscando proteger el patrimonio  natural de nuestro país.