Ilegal la siembra piloto en Tamaulipas

Al autorizar la siembra piloto de maíz transgénico en el estado de Tamaulipas sin haber hecho públicos los resultados de las siembras experimentales de maíz transgénico en el norte del país, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) viola el artículo 46 de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) por lo que Greenpeace demanda a la dependencia federal la anulación de la autorización otorgada este martes a la empresa Monsanto para sembrar una superficie menor a una hectárea.
El pasado enero, Sagarpa negó ya un permiso similar para el estado de Sinaloa argumentando en un comunicado de prensa que “para avanzar a la etapa piloto, se considera necesario contar con más información de campo, ya que un solo experimento –por muy bien efectuado- no aporta datos concluyentes para avanzar a la etapa piloto. Esto es especialmente relevante por ser México Centro de Origen y de una importante diversidad genética del maíz”.
“La autoridad no puede ser discrecional en este tema y tratar de justificar la decisión de liberar cada vez más cultivos transgénicos con el pobre argumento de que con éstos disminuirán las importaciones de maíz amarillo transgénico proveniente de Estados Unidos. En lugar de eso debe potenciar la producción local del grano con variedades mexicanas”, advirtió Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.

“La Sagarpa no puede justificar la autorización de siembras piloto en ese estado, ni técnica ni científicamente, mucho menos legalmente, después de haber negado las anteriores solicitudes de siembras piloto de la empresa Monsanto en Sinaloa argumentando el necesario apego al principio de precaución en aras de garantizar que no exista riesgo para el inventario agroalimentario del país” afirmó Lara.

Cabe señalar que en México –centro de origen y diversificación del maíz- ya se han reportado casos de contaminación con transgenes hacia variedades nativas de maíz, a pesar de que no se había permitido la siembra de transgénicos a campo abierto hasta 2009. El hecho de que siembren en un estado con poca relevancia productiva del grano no asegura que no habrá contaminación a otros estados y mucho menos que no contaminará la red alimentaria de los consumidores.
Greenpeace enfatiza que la solución a la pérdida de cosechas no está en el reforzamiento de un modelo agroalimentario que ha sido bastante falible a los cambios del clima y que en la actualidad tiene como máximo exponente el cultivo de transgénicos basado en una agricultura intensiva, extensiva y con sobre explotación de los recursos naturales; que no sólo se contrapone a un modelo de producción ecológico y sostenible a largo plazo sino que obstaculiza su desarrollo al representar un serio riesgo de contaminación transgénica de las semillas nativas.

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