Y en Jalisco... ¿saben lo que comen?

Greenpeace presentó en Guadalajara, Jalisco la Guía de transgénicos y consumo responsable en la que de una lista de 320 productos de consumo común entre los mexicanos, 186 (pertenecientes a marcas como Coca-cola, Pepsico, Bimbo y Nestlé, entre otras) no garantizan estar libres de transgénicos.

La Guía, que es gratuita y está disponible para consultar y descargar en la página www.ytusabesloquecomes.org, es una herramienta para que la población sepa lo que está comiendo y cómo y dónde encontrar alimentos libres de transgénicos y provenientes de una agricultura ecológica.

Ante la falta de información por parte de la industria alimentaria sobre transgénicos en sus productos, Greenpeace México ofrece esta Guía a los consumidores, para que ejerzan su derecho a elegir, a proteger su salud y la de su familia, y a rechazar este tipo de organismos a través de la alimentación. Cabe señalar que la presentación de la Guía se da en el contexto de la aprobación de la primer siembra piloto, fase previa a la comercialización de maíz transgénico en México.

De las 320 marcas revisadas por la organización ambientalista, 186 están en la lista de productos transgénicos porque contienen o pueden contener al menos un ingrediente o aditivo producido a partir de cultivos transgénicos, no han respondido a Greenpeace o porque no brindan garantías de que sus productos no contengan ingredientes transgénicos o sus derivados.

Marcas como Pascual Boing, Ferrero, Pan Fiiller, Verde Valle, La Huerta, Coral Internacional, Cervecería Minerva y Santa Clara, entre otras, certificaron que 134 productos son libres de transgénicos y conforman la lista verde de la guía. La producción de alimentos provenientes de una agricultura ecológica campesina va en aumento y frente a la falta de canales de comercialización los productores han encontrado una alternativa para ofertar sus productos en espacios de distribución local y sin intermediaros.

La Guía cuenta con un directorio de 128 sitios donde se brindan productos libres de transgénicos, de producción local y ecológica; y en donde el consumidor tiene la posibilidad de optar por una alimentación basada en prácticas amigables con el medio ambiente y que además no afectan al campo mexicano ni su salud.

“Es importante que los consumidores en las ciudades apoyen este tipo de mercados porque promueven relaciones justas de comercialización de alimentos y al optar por la producción local también ayudan a conservar la biodiversidad en nuestro campo”, señaló Víctor Flores del Colectivo Ecologista Jalisco.

“Los consumidores tenemos alternativas, debemos aprovecharlas y hacer que crezcan. Existen ejemplos como la Red mexicana de tianguis, un proyecto que nació con 5 ó 6 iniciativas de mercados y ahora cuenta con 25 proyectos a nivel nacional donde la gente tiene oportunidad de estar en contacto con los productores de los alimentos y conformar una comunidad campo-ciudad y que dan trabajo a más de 800 familias en el país. En Guadalajara está el tianguis del Circulo de producción con 13 familias que es parte de esta red”, abundó Flores.

“Mientras apoyamos este tipo de producción también debemos decir un rotundo NO a los transgénicos, no los queremos ni en nuestra mesa ni en nuestro campo. A través de los cultivos de maíz transgénico, que irresponsablemente promueven las autoridades, el gobierno mexicano se empeña en imponernos una política agroalimentaria cada vez más lejana de una producción ecológica de alimentos saludables, social y ambientalmente justa y sustentable. En vista de que el gobierno no quiere hacer su trabajo nos toca a los consumidores votar tres veces al día por alimentos sanos ejerciendo nuestro derecho a decidir”, señaló Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace.

“Los secretarios de medio ambiente y de agricultura no se imaginan el mal que harán a México si permiten la extensión de maíz transgénico, ya sea experimental o comercialmente. Los estados del norte en donde se ha permitido la siembra experimental de maíz transgénico cuentan con una gran cantidad de razas y diversidad de maíces. Estos servidores públicos sentarán un pésimo precedente a escala global por permitir la contaminación de la cuna del maíz”, declaró el Dr. Fidel Márquez, investigador del Centro Regional Universitario de Occidente.

“El maíz es una de las partes fundamentales del tejido económico, social y cultural de México. Esta importancia social esta estrechamente relacionada con sus particularidades de color, sabor y usos. Urge que las autoridades implementen políticas públicas de protección y promoción de esta diversidad frente al peligro de la contaminación genética” argumento el Dr. Joaquin Morales Valderrama, investigador del Centro Regional Universitario de Occidente.

Además, nadie garantiza que el consumo de alimentos transgénicos sea seguro a mediano y largo plazo para la salud de los consumidores. Por el contrario, diversos estudios de laboratorio muestran que el consumo de transgénicos presenta serios riesgos para la salud. Por ejemplo, la alteración o inestabilidad de los genes puede llevar a la producción de nuevas toxinas; la nueva proteína producida por el gen externo puede provocar alergias ; y nuevos estudios sugieren que el consumo de transgénicos puede alterar la fertilidad de los consumidores.

“Hasta ahora los ciudadanos no podíamos saber qué es lo que estamos comiendo y decidir si queremos seguir haciéndolo o cambiar a un modelo de alimentación más saludable y sustentable. Ahora ya tenemos esa información y es nuestra decisión utilizarla o no a nuestro favor”, concluyó Lara.

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